Por: Carlos Alberto Gutiérrez Celaya.
Hermosillo, Sonora a 02 de mayo de 2025.- La seguridad hídrica en las regiones más apartadas de Sonora ha dejado de ser una promesa abstracta para convertirse en una prioridad tangible de gobierno. Un claro ejemplo se vive hoy en Nácori Chico, donde el gobernador Alfonso Durazo Montaño impulsa una serie de acciones estratégicas para garantizar el abasto de agua potable con una inversión superior a los siete millones de pesos. No se trata sólo de perforar pozos, sino de atacar el problema desde su raíz: la infraestructura deficiente y el uso ineficiente del recurso.
Con la supervisión directa de la jefa de la Oficina del Ejecutivo Estatal, Paulina Ocaña; del titular de la Comisión Estatal del Agua, Ariel Monge, y del alcalde Guillermo Anaya, se constataron avances significativos: un tercer pozo profundo en proceso y dos más rehabilitados ya aportan un caudal conjunto de 10 litros por segundo. Esta cantidad es técnicamente suficiente para abastecer a la población local. Sin embargo, el verdadero desafío está bajo tierra: casi el 80% del agua se perdía por fugas en una red obsoleta.
Este dato revela una verdad incómoda pero común en muchos municipios rurales del país: no basta con tener agua, hay que saber conducirla y preservarla. Por ello, el proyecto no se limita a perforaciones. Incluye también un plan intensivo de sectorización, reparación de fugas, distribución emergente mediante pipas y desazolve de redes sanitarias y tanques de regulación. Estas medidas no solo buscan restaurar el flujo hídrico, sino dignificar el acceso al agua como derecho humano básico.
En un contexto de crisis climática, donde la disponibilidad del agua se convierte en uno de los mayores retos para los gobiernos, este tipo de acciones deben mirarse con seriedad. Son apuestas estructurales por la resiliencia comunitaria y por una gestión moderna del recurso hídrico. Nácori Chico, pese a su tamaño, nos ofrece una lección clara: la seguridad del agua comienza por el compromiso político, pero se consolida con obras concretas y una visión integral del problema.
Hoy más que nunca, hablar de agua es hablar de justicia social. Y si el ejemplo de Nácori Chico se replica en otros municipios, estaremos avanzando no solo hacia un Sonora más sustentable, sino hacia un país más equitativo en su acceso al agua.
Cabildo Infantil: política con voz de futuro.
En tiempos donde la política suele asociarse con desencanto ciudadano, el Ayuntamiento de Hermosillo ha puesto el reflector en una experiencia profundamente revitalizante: la toma de protesta del 38º Cabildo Infantil y del IV Consejo Municipal Infantil. Más allá del acto simbólico, el evento encabezado por el alcalde Antonio “Toño” Astiazarán y su esposa, Patricia Ruibal, presidenta del DIF Hermosillo, proyecta una visión política que incluye, escucha y apuesta por el futuro.
La presencia de niñas y niños en espacios tradicionalmente reservados para adultos marca un viraje necesario en la forma en que concebimos la participación cívica. No es menor que estos pequeños ciudadanos hayan definido como prioridad la promoción de una cultura del cuidado del agua. En una ciudad golpeada históricamente por la escasez hídrica, esta elección no solo resulta pertinente, sino reveladora: la niñez está observando con claridad dónde se juega el porvenir.
Toño Astiazarán no escatimó palabras al asegurar que las ideas del Cabildo Infantil “no serán letra muerta”. El desafío ahora es demostrarlo con hechos. Si se logra canalizar las propuestas de esta generación con mecanismos reales de seguimiento y retroalimentación, Hermosillo podría sentar un precedente nacional en cuanto a gobernanza participativa desde la infancia.
La participación de figuras como Nery Ruiz Arvizu, presidente del Consejo Estatal Electoral, subraya la seriedad del evento. Su reconocimiento al carácter histórico del programa —38 ediciones consecutivas— es un recordatorio de que la institucionalidad también se construye con constancia y convicción. No se trata de formar pequeños políticos, sino de sembrar ciudadanía responsable desde temprana edad.
La voz de Zarina Rochín Alcántar, presidenta infantil electa, resume el espíritu del momento: “Cada gota cuenta”. En esa frase resuena tanto el compromiso ambiental como la esperanza de una nueva narrativa política. Una en la que, por una vez, las decisiones no se toman solo en oficinas blindadas, sino también en el corazón de quienes apenas comienzan a imaginar el país que quieren habitar.
Iniciativas como esta no resuelven por sí solas los grandes problemas de gobernanza, pero sí abren la puerta a una transformación de fondo: una política que se construye con diálogo intergeneracional, empatía y visión de largo plazo. Hermosillo, al menos en este terreno, da una lección que otros municipios harían bien en seguir.
Día del Trabajo en Sonora: entre logros y deudas pendientes.
Cada 1 de mayo, la conmemoración del Día del Trabajo en Sonora —como en el resto del país— va más allá de un desfile: es un termómetro político, un escenario de exigencia y de balance. Este 2025 no fue la excepción. El Gobierno del Estado, encabezado por el secretario de Gobierno Adolfo Salazar Razo en representación del gobernador Alfonso Durazo, presidió un evento donde lo simbólico y lo concreto se cruzaron: reconocimiento a avances laborales y presentación de nuevas demandas sindicales.
El acompañamiento de figuras clave como Paulina Ocaña Encinas, jefa de la Oficina del Ejecutivo Estatal; David Soto Alday, secretario del Trabajo, y Froylán Gámez, de Educación y Cultura, no fue casual. Representaron los sectores que históricamente han sostenido los mayores desafíos gremiales: la educación, la administración pública y el empleo formal. La presencia del aparato estatal en pleno fue leída por los contingentes como una señal de apertura, pero también de expectativa.
El discurso oficial enfatizó una cifra contundente: una tasa de desempleo del 1.3%, la más baja en la historia de Sonora y de toda la frontera norte. Un dato que sin duda habla de políticas de atracción de inversión, programas de vinculación laboral y un entorno económico relativamente estable. Sin embargo, en los pasillos gremiales, la estadística convive con otra realidad: empleos aún precarios, falta de basificación, y la creciente presión por la mejora salarial frente a un entorno inflacionario que erosiona el poder adquisitivo.
El sindicalismo sonorense aprovechó la jornada no solo para agradecer avances, sino para recordar pendientes. La legitimación de contratos colectivos, la revisión de condiciones laborales en sectores esenciales como salud y educación, y la exigencia de justicia laboral en casos específicos siguen siendo temas sin resolver. El desfile fue también una asamblea pública a cielo abierto, donde cada cartel y consigna cargó con años de lucha acumulada.
El secretario Salazar Razo habló de un “gobierno democrático, de puertas abiertas, aliado de la clase trabajadora”. La frase resuena con fuerza en el contexto actual, donde la reforma laboral obliga no solo a escuchar a los sindicatos, sino a generar condiciones de participación genuina y corresponsable. No basta con administrar la agenda laboral; se requiere voluntad política para transformarla.
El reto, en adelante, es no permitir que este Día del Trabajo se quede en el ritual. El verdadero desfile que cuenta es el del cumplimiento de compromisos. Si Sonora aspira a consolidarse como un referente de justicia laboral en el país, debe acompañar cada cifra con derechos garantizados, cada acto con resultados y cada compromiso con acción concreta.
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