Columna: Nada Personal.
Autor: Carlos Alberto Gutiérrez Celaya.
Las aguas de la política sonorense ya están agitadas. Con la sucesión de Alfonso Durazo en el horizonte, las precampañas han iniciado de manera anticipada y con ellas la pugna entre dos fuerzas determinantes: la influencia del propio gobernador y el peso que la presidenta Claudia Sheinbaum busca imponer en los estados. La pregunta no es menor: ¿quién decidirá realmente el futuro político de Sonora?
En esta lucha, las llamadas corcholatas locales muestran un mosaico de perfiles con fortalezas y sombras. Desde Paulina Ocaña, nieta de Samuel Ocaña y pieza cercana a Durazo, hasta Javier Lamarque, el alcalde cajemense con respaldo público de Sheinbaum, la lista de aspirantes refleja la tensión entre proyectos políticos regionales y alineamientos con el poder federal. Mientras algunos, como Froylán Gámez y Adolfo Salazar, buscan anclarse en la lealtad al gobernador, otros, como Célida López, cargan con cuestionamientos que los alejan del círculo de confianza.
Lo que queda claro es que Morena en Sonora enfrenta un dilema: definir si el próximo liderazgo emanará del aparato territorial que controla Alfonso Durazo o de la proyección nacional que pueda delinear Claudia Sheinbaum. El riesgo es que esta disputa interna erosione la cohesión del partido y fragmente los apoyos rumbo al 2027. El gobernador apuesta a impulsar liderazgos jóvenes y disciplinados; la presidenta, en cambio, podría privilegiar lealtades construidas en su propio trayecto.
En medio de esta batalla, Sonora corre el riesgo de convertirse en un campo de ensayo para medir quién manda en la 4T: el gobernador en turno o la presidenta en Palacio Nacional. La sucesión, lejos de perfilarse como un relevo ordenado, amenaza con convertirse en un pulso de poder que marcará el rumbo político del estado en la próxima década.
Regreso a clases: inversión histórica o reto estructural.
El inicio del ciclo escolar 2025-2026 en Sonora ha sido presentado por el gobernador Alfonso Durazo como un parteaguas en la política educativa estatal. Con una inversión anunciada de más de 8 mil 600 millones de pesos, uniformes gratuitos, becas y programas de alimentación, el discurso oficial resalta una transformación sin precedentes en el sector.
La narrativa, sin duda, es atractiva: cifras históricas, apoyos masivos y promesas de equidad educativa. Sin embargo, cabe preguntarse si esta derrama de recursos se traduce en una mejora real en la calidad del aprendizaje.
La entrega de uniformes, tabletas, libros y becas cumple una función social importante, especialmente en un estado con altos índices de marginación. Alivia el bolsillo de miles de familias y contribuye a reducir la deserción escolar. No obstante, estos apoyos corren el riesgo de quedarse en lo superficial si no se acompañan de un plan sólido de formación docente, infraestructura escolar de calidad y evaluación constante de resultados.
El gran pendiente sigue siendo la brecha educativa que separa a estudiantes urbanos de los rurales, y a las comunidades indígenas de los centros urbanos.
Sonora enfrenta además un desafío de fondo: la necesidad de fortalecer los aprendizajes básicos, en un contexto nacional marcado por la crisis de comprensión lectora y habilidades matemáticas. La cobertura y los apoyos son relevantes, pero la verdadera transformación educativa se mide en salones de clase donde los niños y niñas logran aprender, pensar críticamente y construir un futuro con herramientas sólidas.
Alfonso Durazo presume una inversión histórica, y es innegable que los números son llamativos. Pero más allá de los montos, lo que Sonora necesita es que cada peso invertido se traduzca en resultados palpables: escuelas dignas, maestros mejor preparados y estudiantes que no solo tengan uniforme y tablet, sino también oportunidades reales de movilidad social a través de la educación. Esa será la verdadera prueba del legado educativo de la llamada transformación en Sonora.
Sonora, protagonista del primer informe de Sheinbaum.
En su primer informe de gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó a Sonora como un eje clave del Plan México de Innovación y Energías Sostenibles. Con proyectos como el mini vehículo eléctrico Olinia, el taller Kutsari de diseño de semiconductores y la industria de electromovilidad, el estado busca convertirse en un polo de desarrollo tecnológico, vinculado con universidades, investigadores y estudiantes.
En salud, la administración federal reafirma su compromiso con hospitales del IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar en Sonora, incluyendo la operación del hospital de Vícam y la construcción de nuevos centros en Navojoa y San Luis Río Colorado. La meta es garantizar atención médica gratuita y de calidad, aunque el reto real será mantener infraestructura, personal capacitado y servicios eficaces a largo plazo.
Si bien los anuncios son ambiciosos y estratégicos, la verdadera prueba estará en traducir la innovación y los recursos públicos en beneficios tangibles para la población. Sonora, como protagonista de la agenda federal, deberá asegurarse de que estos proyectos impacten positivamente en la vida cotidiana de sus ciudadanos y no queden solo en cifras y discursos.
Por hoy es todo, sígueme en:
www.elreporterodelacomunidad.com
Twitter: @elreporteroson y @NPDeportes1
Facebook: El Reportero de la Comunidad y Columna Nada Personal
IG: elreporterodelcomunidad
Tiktok: elreporterodelacomunidad
Whatsapp: 6622217136