De acuerdo con el director clínico, del proyecto falta “mucho menos tiempo” de lo que uno podría imaginar para que esta tecnología se pueda regular, comercializar y estar disponible para un mayor número de personas.
Florida a 22 de agosto de 2025 (EFE).- RJ es un veterano del Ejército estadounidense que quedó tetrapléjico tras un accidente de motocicleta. Este año, un chip que le fue implantado en el cerebro por un equipo médico de la Universidad de Miami le permitió controlar con sus pensamientos dispositivos como un ordenador o un teléfono móvil.
La compleja operación fue la primera realizada por el “Proyecto Miami para curar la parálisis” en colaboración con Neuralink, la empresa de neurotecnología fundada en 2016 por Elon Musk. Como parte del Proyecto, se han efectuado otras dos operaciones en los últimos meses.
Allan Levi, director clínico del Proyecto Miami, le dijo a EFE que los pacientes “están muy felices y sienten que han obtenido un nuevo grado de libertad. En muy poco tiempo, son capaces de controlar un ratón de ordenador, su teléfono, enviar mensajes de texto y jugar a videojuegos”.
Añade que el objetivo final será poder usar esta tecnología para controlar un aparato que permita caminar o mover un brazo mecánico.
Más de mil electrodos
En enero de 2024, Noland Arbaugh se convirtió en el primer paciente en recibir un implante de Neuralink, en el Instituto Neurológico Barrow en Phoenix, Arizona, donde se ha realizado otras cinco operaciones similares. La escuela de medicina de la Universidad de Miami, es la segunda sede donde se hacen este tipo de implantes.
Los chips, que constan de más de mil electrodos, procesan las señales neuronales y las transmiten de forma inalámbrica a una aplicación que las decodifica en acciones e intenciones, permitiendo al paciente mover con sus pensamientos dispositivos externos. Para instalar los numerosos electrodos, el equipo médico utiliza un robot quirúrgico, también desarrollado por Neuralink.
El papel de los neurocirujanos “tiene que ver con trabajar con los ingenieros, decidir dónde exactamente implantar el chip, asegurarse de que los pacientes sean candidatos apropiados, y determinar la logística de la operación, como dónde hacer la abertura en el cráneo”, y por supuesto llevar a cabo la operación, explicó Levi.
Rumbo a la accesibilidad
El proyecto se encuentra actualmente en su etapa de ensayos clínicos, lo que significa que sólo un número selecto y limitado de pacientes con tetraplejia, paraplejia, discapacidad visual o discapacidad del habla tienen acceso a él.
Aunque la cifra de operaciones todavía no ha alcanzado la decena, Levi se mostró “muy esperanzado” de que este tipo de tratamiento sea en el futuro accesible para un mayor número de personas. Para que eso suceda, se requiere la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés).
Una vez que obtengan el visto bueno de la autoridad reguladora y demostrando la eficacia del tratamiento, éste se podrá comercializar, dijo Levi, recalcando que queda “mucho menos tiempo” de lo que uno podría imaginar para que eso suceda.
“He estado en esto por 35 años, y para mí, es uno de los trabajos de traducción más impresionantes que he visto. Impresionante no sólo por la tecnología, sino por la rapidez con la que los pacientes han obtenido beneficios”, resumió el experto.